En Casa de la Cultura el clima era animado, al igual que las pinturas de Celina, todo rebozaba buena onda y vivacidad, con momentos para la epifanía.
Crippa es una querida artista de Plottier, que además de regalarnos arte trabaja intensamente por nuestra comunidad en la Posta Cristo Rey. Celosa me puse de Roca, que la mimaba más que Plottier.
Habló Celina sobre su última exposición, esa a la que estábamos asistiendo, y se me hizo un nudo en la garganta. Por qué despedirse cuando queda un mundo de sucesos imprevisibles en el horizonte? Prefiero pensar que ese interior fuerte, puro y asombrado va a asomarse nuevamente una de estas madrugadas a pintar no un último, sino un próximo cuadro en el que regodearse, sumergirse, imaginarse.